jueves, 25 de octubre de 2012

Literatura de la postguerra

- LA POESIA DE POSTGUERRA.
Los poetas de post-guerra fueron aquellos que, en pleno desarrollo de la Guerra de abril de 1965 y durante la primera década que siguió a ésta, pusieron la protesta en primer plano y asumieron el compromiso histórico de repudiar incondicional-mente la segunda intervención norteamericana a la República Dominicana al tiempo que intentaron, a través de su canto, de sepultar para siempre el espíritu diabólico de la tiranía trujillista, rechazando toda posibilidad de supresión de las libertades individuales. Los Poetas de post-guerra hay que dividirlos en dos categorías: poetas escogidos y poetas excluidos 42.
Los escogidos fueron aquellos que encontraron protección y apoyo  en las páginas del suplemento literario Aquí, del periódico La Noticia, bajo la dirección de Mateo Morrison, uno de los principales representantes de dicha promoción. Entre los que disfrutaron el privilegio de figurar entre los escogidos estaban: Norberto James Rawlings, Enriquillo Sánchez, Andrés L. Mateo, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio, Federico Jóvine Bermúdez, Tony Raful, José Molinaza, Soledad Alvarez, Miguel Aníbal Perdomo y Luis Manuel Ledesma. Los excluidos nunca o muy escasas veces tuvieron acceso a las páginas de Aquí, el medio que difundió más ampliamente la producción literaria de entonces. Entre los principales excluidos se destacan: José Enrique García, Josefina de la Cruz, René Rodríguez Soriano, Pedro Pablo Fernández Tomás Modesto Galán, Radhamés Reyes Vásquez, Wilfredo Lozano, Domingo de los Santos y Chiqui Vicioso.

DECLARACION DE LOS ARTISTAS
El arte vive dentro de un compromiso contraído ineludiblemente con la sociedad  y el tiempo  que lo crean.  Los artistas dominicanos,  conscientes en todo momento de esta responsabilidad, hemos participado en la lucha desarrollada heroicamente por el pueblo de la República Dominicana. Y seguimos participando en su firme decisión de mantener en la mesa de conferencias los principios fundamentales de esta lucha. El arte, integrado como actividad colateral a la lucha armada, ha constituido una fuente de impulso al espíritu indomable que mantuvo en la trinchera vivo el heroísmo e inagotable la fuerza.
     Nuestra sociedad es ésta y éste es nuestro tiempo. Los artistas no hemos vacilado en acatar este designio histórico  y, yendo más allá,  realizamos aportes de inestimables valor al martirologio de la revolución. Hoy, cuando se busca por los caminos de la paz la solución real al conflicto que llevó al pueblo a las armas, consideramos como un deber ineludible alzar nuestras voces para que el mundo sepa que hemos estado junto al pueblo y que como siempre estaremos dispuestos  a combatir con el arte como arma y escudo. Los  artistas  dominicanos  hemos  padecido con indignación en la sangre el atropello incalificable contra la Soberanía Nacional que una potencia extranjera, por la razón de su fuerza,  ha perpetrado con la República.

LA NARRATIVA
En la década de los cuarenta, la narrativa española se dedicó a hacer propaganda y a exaltar al bando vencedor en la guerra civil. En general, era una narrativa convencional, que no tenia encuentra las innovaciones que ya existían en la literatura europea y americana.
Sin embargo, la primera novela de Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, marca la inauguración de una corriente narrativa llamada tremendismo, caracterizada por tomar los aspectos más brutales de la realidad para efectuar una reflexión profunda sobre la condición humana.
En los años cincuenta, la novela se aleja de los conflictos existenciales de personajes aislados para afrontar planteamientos más comprometidos con la sociedad en su conjunto. Se inicia el realismo social en el que la novela se centra en la denuncia de la injusticia como resultado del compromiso político y moral del autor. Entre los autores que destacan están Camilo José Cela, Juan Goytisolo y Carmen Martín Gaite.
Ya por los setenta, las innovaciones de la novela europea y la brillantez de la narrativa latinoamericana hacen que los novelistas españoles se interesen más por los aspectos formales. La novela más influyente de este periodo es Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos. Es necesario mencionar a los escritores Luis Goytisolo, Miguel Delibes, Juan Benet y Gonzalo Torrente Ballester.
La narrativa de las últimas décadas retorna a la subjetividad, al ámbito de lo intimo por encima del análisis del mundo externo, de la sociedad.
Respecto a las técnicas narrativas, no hay una tendencia homogénea entre los escritores, ni tampoco es frecuente el uso exclusivo de una de ellas en cada escritor, sino que abunda el eclecticismo, la mezcla de técnicas tradicionales y vanguardistas.
La experimentación formal es mucho más moderna que en las novelas de los años sesenta. Las o

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